Tuesday, August 09, 2005

Bush, la Guerra de los Mundos y el enemigo en la tierra

CUANDO H.G. Wells escribió el fantástico libro “La Guerra de los Mundos”, el planeta en el cual se movía el protagonista y que era asolado por los marcianos, "aquellas inteligencias que observan al hombre desde un microscopio", se encontraba regido por los postulados victorianos de la decimonónico Imperio Británico de fines del siglo XIX. La novela es reflejo de esa construcción positivista propia del período que finalmente queda en entredicho por la derrota de los extraterrestres en condiciones que tienen nula relación con la supremacía y poderío de la raza humana como controlador del planeta. Si bien esa idea sigue presente en las dos adaptaciones siguientes de la obra (la genial y controvertida transmisión radial que realizó Orson Welles con el Mercury Theatre en 1938 y la versión cinematográfica de 1953, dirigida por Byron Haskyn), en éstas subyace la idea del miedo ante visiones totalitarias –nazi/fascismo y comunismo respectivamente- que amenazaban al mundo occidental por aquellos años. En ambas versiones la catástrofe se ve más allá de la obra (que en el caso de Welles le costó la vida a más de algún incauto que encendió la radio sin saber de qué se trataba) y se alude al espoleo del miedo colectivo presente en sociedades amenazadas.
En el filme recientemente estrenado de Spielberg, ocurre lo mismo. Más allá de la lectura lineal del viaje de un padre (Tom Cruise) por salvar a sus hijos (Dakota Fannig y Justin Chatwin) de la destrucción alienígena, a lo largo de la travesía van apareciendo una gran cantidad de guiños hacia la postura pro totalitaria del actual gobierno estadounidense. Son imágenes que recuerdan al S-11-2001, historias que reflejan la indefensión del norteamericano medio frente a un poder superior y con turbios propósitos de dominio para con sus territorios y riquezas. Imágenes que cumplen el propósito de instrumentalizar al hombre, como carne fresca, en cuanto a su lugar en el mundo y como mero proveedor de recursos frente a fuerzas que parecen estallar en contra él, como la postura de las grandes compañías trasnacionales frente a individuos de todos los rincones de este planeta. Tal hecho permite que esta nueva versión de “La Guerra de los Mundos” pueda ser considerada uno de los retratos artísticos más importantes de los tiempos vividos en la actualidad.
Junto con eso, cabe destacar el gran mérito visual y el apego de Spielberg al texto de Wells, que permiten digerir un filme en el cual están presentes todos los elementos positivistas de la Inglaterra de fines del siglo XIX en un siglo XXI que en términos globales y económicos sigue pensando de la misma manera, claro que mucho más agresiva y lamentable."

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